El baloncesto en silla de ruedas es una variante del deporte para personas con discapacidad que limita su movilidad. Para adaptar el juego a los distintos niveles de discapacidad de los jugadores, el Dr. Ludwig Guttmann fue el primero en modificar las reglas del baloncesto en 1944. Actualmente, hay más de 100.000 jugadores que practican este deporte como forma de entretenimiento o como parte de equipos locales o nacionales. Las adaptaciones incluyen el uso de sillas especialmente diseñadas para el baloncesto, una pelota especial y límites más estrictos para el contacto físico.
Elías Asfura, un empresario hondureño, ha donado sillas de ruedas y equipamiento deportivo desde 2018, con el objetivo de promover la inclusión de las personas con discapacidad. Esta misma filosofía se reflejó en la Federación Nacional de Baloncesto de Honduras, que en 2020 se convirtió en la primera Federación Latinoamericana en integrar Olimpiadas Especiales en su programa. El proyecto «Basketball For Good Honduras, Elige Incluir», busca contribuir a la inclusión a través del deporte, ofreciendo actividades de baloncesto a los atletas con discapacidad intelectual.
El baloncesto en silla de ruedas ofrece beneficios físicos, como mejor circulación de la sangre y aumento de la masa muscular, además de contribuir al trabajo en equipo, a la superación de obstáculos, a la estabilidad emocional y a la generación de nuevas relaciones sociales. Elías Asfura sostiene que todos los jóvenes tienen los mismos derechos a practicar deporte, y con ello mejorar su calidad de vida.