Corrían los años finales de los cincuenta cuando Benjamín, el hijo mayor de una familia del pequeño pueblo de Gúdar, en Teruel, abandonaba a los 22 años su tierra natal para buscar oportunidades en Valencia, como durante décadas lo han hecho millones de habitantes de la España vaciada desplazándose a grandes núcleos o zonas costeras. El fundador de Huevos Guillén, que fallecía el pasado 22 de junio a los 89 años dejando la empresa en manos de la segunda y tercera generación de la familia, sólo quería salir del pueblo. No le importaba trabajar. Lo hacía desde los 12 años cuando, acabada la escuela, ayudaba a su madre Felisa en la tienda de ultramarinos y “de todo” que tenía en Mora de Rubielos. Ya entonces apuntaba su interés por dar nuevas salidas al negocio cuando, junto a otro empleado, recorría los pueblos de la zona para vender tejidos. También practicaba el sistema del trueque cuando muchos clientes no podían pagar en metálico la mercancía y entregaban diferentes materias primas como cereales, huevos…. Que posteriormente vendía en el establecimiento familiar.

En su nueva aventura como trabajador independiente en Valencia adquirió un pequeño piso con un bajo en el barrio de La Luz, que inicialmente tenía como almacén para dejar los productos alimentarios que traía desde los pueblos de Teruel y que distribuía por restaurantes y hoteles de la ciudad del Turia. Su mujer, Carmen, complementaba el negocio con un puesto en el Mercado Central, que dejaron poco tiempo después para dedicarse a la venta en los mismos bajos de su casa para todo el vecindario.

En ese ir y venir entre Valencia y Teruel a buscar productos para su tienda, descubrió el negocio de la avicultura de puesta, especialmente en la comarca de Sinarcas, donde existían numerosas explotaciones avícolas en las que adquiría el producto para su distribución entre los clientes de la ciudad. Inicialmente iba con un cajón en su moto Ossa y después a bordo de una furgoneta Citroën.

El negocio de la compraventa en los años sesenta iba boyante. Pero le faltaba una pata. Fue en 1967, ya con un gran conocimiento de la avicultura de puesta, cuando Benjamín decidió entrar en la producción con varios socios poniendo en marcha una explotación de pollitas de cría, a la que siguió la “Granja La Cresta” de gallinas ponedoras. Y se expandió con nuevas granjas de huevos en la localidad de Benaguacil junto a un convento de monjas cistercienses que, a cambio del suministro de huevos para sus actividades y consumo, se encargaban de la limpieza de las naves.

En 1975 cerró el círculo del grupo con la construcción de un primer molino para la elaboración de los piensos para sus granjas, proyecto donde se incorporó su hermano Joaquín, hoy director general de la sociedad. “Procedíamos de una familia humilde. Mi padre era albañil y mi madre regentaba una tienda de ultramarinos en Mora de Rubielos. Fue mi hermano quien inició el negocio de la compra de huevos en Sinarcas y su venta en Valencia. Yo me uní a la actividad en los años setenta y, con mucho trabajo fuimos prosperando hasta constituir en 1984 la empresa familiar Huevos Guillén”, explica.

En la actualidad, el grupo cuenta con granjas propias en Navarra, Badajoz, Las Palmas, Tenerife, Murcia, Teruel, Valencia, Castellón, León y Toledo, a las que se suman otras dos asociadas en Canarias. Tiene cuatro fábricas para la elaboración de piensos y una planta con potencial para fabricar 16 millones de litros de ovoproducto, además de proporcionar 5,5 millones de huevos cocidos destinados casi exclusivamente a Mercadona, empresa clave para su crecimiento. Sobre un censo de gallinas ponedoras de unos 46 millones en España, el parque de aves del grupo se sitúa en 4,7 millones, con una producción de 114 millones de docenas de huevos, el 10% de la producción nacional. Huevos Guillén factura 233 millones de euros basándose en ventas casi exclusivamente en el mercado interior, la exportación apenas si supone el 1% de esa cifra, y cuenta con una plantilla de casi 600 personas.

“El grupo tiene en marcha un plan estratégico con el horizonte en 2025. El año pasado invirtió 25,9 millones de euros, de los que 12 millones se destinaron a la reconstrucción de las instalaciones de Sinarcas, destruidas por un incendio en 2021, y el resto para aumentar el censo alternativo en los sistemas de producción”, señala Enrique Sanfelix, adjunto al director general y director financiero. Para 2023, las previsiones son de unas inversiones de 19 millones, otros 17 millones en 2024 y 20 millones más en 2025.

Dentro de ese plan estratégico, los objetivos no sólo se enfocan a producir más, sino a la conversión de los sistemas de producción del pasado a sistemas alternativos, aunque en la actualidad de los 114 millones de docenas de huevos producidos, casi 46% se obtienen con animales libres de jaulas. A finales de 2023 la previsión es disponer de un 62% del censo de gallinas en sistemas libres con huevos, bien de suelo, camperos o ecológicos. Guillén tiene en marcha un plan de transición hacia sistemas alternativos de producción que refuerza la política de bienestar animal y se ha comprometido a llegar en 2025 al 100% de la producción bajo el sistema libres de jaulas. “Seremos la primera empresa productora de huevos en alcanzarlo”, señala el directivo. En reconocimiento a su evolución en esta dirección, la empresa recibió el premio Best Egg de la ONG Compassion in Wold Farming.

Nuevos productos

Además, la compañía cuenta con un plan de digitalización de la industria y para la elaboración de nuevas ofertas; como el desarrollo de ovoproductos, de los que ya comercializa 16 millones de litros de huevo pasteurizado y otros 5,5 millones de huevos cocidos. En busca de otras salidas, Guillén acomete también otros proyectos para la valorización de los subproductos como el huevo roto para la alimentación de mascotas y el aprovechamiento de cáscara para la fabricación de baldosas cerámicas o para las suelas de los zapatos, todo ello en el marco del programa Ovoval. Entre sus principales retos a corto plazo se halla el desarrollo nuevos productos y un impulso a la internacionalización.

En el crecimiento del grupo, su entrada en Mercadona para la comercialización de huevos a finales de los años noventa fue vital. La relación fue a más y culminó en 2000 al convertirse en interproveedor de huevos de la firma valenciana, donde hoy coloca más del 67% de su producción.

En el Grupo Huevos Guillén el accionariado se distribuye a partes iguales entre las familias de los dos hermanos, Benjamín y Joaquín. Y los puestos de responsabilidad en la gestión ya han pasado a miembros de la segunda generación en una política de entendimiento con los gestores profesionales de la empresa y donde también están llamando a la puerta miembros de la tercera generación de propietarios.

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