La generación que en menos de dos décadas tendrá que sustituir a la que actualmente tiene las riendas de Honduras se está marchando, legal e ilegalmente, a otros países por múltiples motivos, pero el principal es la falta de oportunidades sociolaborales.

Hace 43 años, señor Salvador Moncada propuso la creación de un programa donde se otorgaría una beca en el extranjero a cuatro estudiantes destacados por año.

Lo propuesto por el científico hondureño dos veces nominado al Premio Nobel de Ciencia y ahora embajador de Honduras en China, habría revolucionado el quehacer científico del país.

Y no sólo eso. Si este incentivo se hubiera realizado para promover un semillero de académicos y estudiosos, Honduras hoy tendría 172 científicos impulsando con su ingenio y conocimiento el desarrollo de la nación, y muchos más luchando por una oportunidad similar, para que el país no sufriera la fuga de cerebros y jóvenes talentos como está ocurriendo hoy.

Desde la academia se analiza este fenómeno y se mide su impacto futuro.

El doctor Rolando Sierra Fonseca, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Honduras (Flacso), en conversación con LA PRENSA Premium, afirmó que al analizar las principales tendencias migratorias en Honduras son los jóvenes, es decir, la población económicamente activa. , quienes Más están abandonando el país hacia América del Norte y Europa.

Sierra Fonseca explicó que según estudios realizados por Flacso han detectado que en promedio, la mayoría de los migrantes hondureños tiene secundaria completa, otro porcentaje tiene estudios universitarios incompletos y otro número importante ha completado su formación universitaria.

El portal Economía Global, que mide datos comerciales y económicos de 200 países, ubica a Honduras en el lugar 41 con un índice de 6,70 en el indicador de fuga humana y de cerebros. Para medirlo, considere el impacto económico del desplazamiento humano (por razones económicas o políticas) y las consecuencias que esto puede tener en el desarrollo de un país. Cuanto mayor sea el índice, es decir 10, mayor será el desplazamiento humano.

“Desde esa perspectiva, el país está perdiendo capital humano, y al analizar esto de manera prospectiva, de aquí al 2035 o 2040, si esta tendencia continúa, el país carecerá de la mano de obra y el capital humano necesarios para el trabajo y el desarrollo del país”. Es una situación que realmente puede afectar el futuro de la nación”, explicó.

Si bien dentro del universo de quienes emigran hay personas sin estudios ni formación o forman parte del llamado grupo de los “ninis”, es decir, que no estudian ni trabajan, muchos son talentosos o conocen algún oficio.

También hay pérdida de talento cualificado, muchos de ellos con mejores recursos económicos.

Se trata de jóvenes hondureños de clase media alta que salen a estudiar fuera de Honduras, para especializarse en universidades de Estados Unidos, Europa o Asia y quedarse allí.

Según los estudios citados por Sierra Fonseca, hay cerca de 100.000 hondureños que se encuentran trabajando en diferentes países del mundo por sus especialidades, porque saben inglés y porque tienen algunas habilidades tecnológicas. Están dispersos por todo el mundo, en Centroamérica y América Latina.

“Hay muchos hondureños que estudian en escuelas bilingües, dominan el inglés y esto les da las habilidades y capacidades para trabajar fuera de Honduras. “Es una nueva diáspora de profesionales”.

Muchos de estos talentos obtienen una beca y probablemente no regresen al país. O sus padres los expulsan del país y ellos se quedan trabajando en el extranjero.

Estos jóvenes, que dentro de una década serían el relevo de la generación que actualmente está al mando del país, ya no están en condiciones de tomar las riendas.

“Esto es algo realmente preocupante que ya se puede ver en muchas poblaciones rurales y también algunas urbanas, donde la población que queda son padres de edad avanzada. Ni siquiera hay jóvenes para trabajar en el campo.

Fenómeno preocupante

A nivel laboral, la fuga de mano de obra cualificada ya está pasando factura. Para Daniel Durón, presidente de la Central General de Trabajadores (CGT), lo que está sucediendo en la industria de la construcción y el sector cafetalero es un presagio de lo que está por venir. Está a punto de suceder en otros campos. En el primero, ya resienten la salida de al menos 15.000 trabajadores, es decir albañiles o ayudantes de los cuales el 85% son jóvenes. Lo mismo ocurre en el sector cafetalero donde sólo en el sector occidental se habla de contratar 10.000 cortadores de Guatemala. “Los números pueden variar porque Honduras tiene un problema de estadística, pero si vemos estas caravanas migratorias que iban saliendo de allí casi solo iban jóvenes. «, lamentó. El dirigente sindical considera que la falta de fuentes de empleo o los bajos salarios que ganan los técnicos los obligan a irse. Además, el país no promueve la apertura de oportunidades, ocho de cada 10 hondureños lo son. trabajando en el sector informal de la economía, sin beneficios sociales ni seguridad social y sufriendo problemas de inseguridad”. Un empresario de la construcción dijo que en esa época encontrar un albañil era como encontrar un diamante con los pies. Esa es la situación real que vivimos. enfrentan la fuga de mano de obra calificada, otra cosa son los profesionales graduados universitarios que al no encontrar empleo en lo que estudiaron, trabajan en taxis o se van a Estados Unidos a hacer trabajos que nada tienen que ver con su formación. «El otro problema es el ingreso. Un mecánico, un electricista o un soldador, o un albañil bien calificado, cuando le dicen que en Estados Unidos gana 20 dólares la hora (500 L), se quiere ir, porque sin importar el gastos que tienen allí de alquiler y otros, ven la posibilidad de tener dos trabajos y ganar más. Aquí un técnico como ellos gana 20 dólares a la semana. ​​​Cómo vamos a frenar la emigración si en Honduras no hay una buena distribución del ingreso. Aquí el salario mínimo promedio es de 4 mil 500 lempiras mensuales, máximo 5 mil”, afirmó. Para el sociólogo Jesús Santos, en Honduras las desigualdades sociales provocan emigración y desplazamiento interno y por eso hay pueblos enteros que tienen su población fuera del país. “Muchos se van por eso, uno se lleva a otro, luego esos dos se llevan a un tercero. Luego se va una cuarta parte, y entonces deciden emigrar, porque ven que a otros les va bien, que compran coches, casas. «Entienden que sólo estando fuera del país lo lograrán», explicó. También añadió que muchos jóvenes se van porque hay mucha desesperanza hacia los políticos, porque prometen y no cumplen.

“Las oportunidades en Honduras no están al alcance de todos”

Cuando Danny Ramírez se graduó como médico general en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), tenía dos cosas claras en su mente: comenzar inmediatamente su especialización y abrirse camino fuera del país, porque en Honduras hay pocas oportunidades de medicina general. profesionales y que los hay están mal pagados.

“Hoy en día es muy difícil para los médicos encontrar trabajo. Hay muy pocos puestos, y los que existen ofrecen un salario muy bajo, muy inferior al establecido por los honorarios del médico. Con lo cara que es la vida en Honduras el salario de un médico graduado no alcanza”, lamentó.

Esa fue la razón por la que Ramírez vio en Alemania, el país donde podía hacer realidad sus sueños profesionales.

“A veces aún teniendo la especialidad, no hay oportunidades en Honduras. Y estudiar una especialidad tampoco es fácil, hay muy pocas plazas, es muy competitivo y muchas de esas plazas se dejan por contactos políticos o requieren altas inversiones monetarias”.

Aunque Alemania plantea retos tan grandes como su economía, entre ellos aprender el idioma, superar los trámites para convalidar el título y presentarse a diversos exámenes, el Sampedrano siente que al final el sacrificio valdrá la pena.

“Por ahora he optado por regresar a Honduras, a esperar la resolución de mi caso. Aunque Alemania necesita médicos y mano de obra cualificada, se necesita mucha paciencia.

“Voy a regresar un tiempo a Honduras a esperar respuesta del Colegio Médico Alemán y volver más preparado, porque aquí para todo lo que quieras hacer necesitas un plan A, B, C y D, y paciencia, » él afirmó.

Ramírez, de 28 años, cuenta con el apoyo de sus padres quienes lo apoyan económicamente mientras su sueño alemán se hace realidad. Lamenta que en el país las oportunidades son tan escasas, que obligan a muchos profesionales con título de licenciatura o maestría a dedicarse a negocios privados no relacionados con sus estudios o a trabajar como conductores de taxis o Uber.