Por primera vez, los investigadores han descrito la estructura de un tipo especial de proteína de la placa beta amiloide asociado con la progresión del confinamiento del Alzheimer (EA).

en un estudio, publicado en la revista ‘Neuron’los científicos han demostrado que los pequeños agregados de la proteína beta amiloide puede flotar por el tejido cerebral liquidollegar a muchas regiones del cerebro y alterar el funcionamiento de las neuronas locales. La investigación también trajo las pruebas de que un tratamiento de la EA aprobado recientemente podría neutralizar estos pequeños agregados difusibles.

El Alzheimer, una de las causas de la demencia, afecta a más de 50 millones de personas en todo el mundo. Investigaciones previas han descubierto que los pacientes con EA presentar una acumulación anormal de una sustancia natural –la proteína beta amiloide– en el cerebro que puede alterar la neurotransmisión. En la actualidad, la enfermedad no tiene cura. Pero en los últimos años, los científicos han desarrollado nuevos tratamientos que pueden reducir los síntomas de la EAcomo la pérdida de memoria.

Ralentizar el deterioro cognitivo

«El artículo es muy oportuno porque, por primera vez en la historia de la humanidaddisponemos de un agente capaz de tratar a los enfermos de Alzhéimer de formación que frena el deterioro cognitivo –destaca Dennis Selkoe, autor del artículo en el Brigham and Women’s Hospital de Boston (Estados Unidos)–. Y nunca habíamos podido decir esas palabras hasta los últimos meses».

Además, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, aprobó el lecanemab, a terapia de estudios de Lilly para tratar la EA. En un ensayo clínico de fase III, lecanemab ralentizó el deterioro cognitivo en pacientes con EA incipiente.

Los cientificos sospechan que el efecto positivo del fármaco puede estar asociado Tiene capacidad conocida para unir y neutralizar los agregados solubles de proteína beta amiloide, también conocidos como protofibrillas u oligómeros, que son pequeños grumos de proteína beta amiloide que flotan libremente.

Estos pequeños grumos pueden formarse en el cerebro antes de seguir agregándose y convirtiéndose en grandes placas amiloides. Los pequeños agregados también pueden desprenderse y difundirse de placas amiloides existes.

«Pero nadie ha sido capaz de definir con rigor estructural qué es una ‘protofibrilla’ u ‘oligómero’ al que se une lecanemab –explica Andrew Stern, neurólogo del Brigham and Women’s Hospital y primer autor del estudio–. Nuestro trabajo identifica esa estructura tras aislarla del cerebro humano Esto es importante porque los pacientes y los fabricantes de fármacos querrán saber tiene que se une exactamente el lecanemab. ¿Podría revelar algo especial sobre su funcionamiento?», se pregunta.

Stern, Selkoe y su equipo consiguieron aislar los agregados de beta-amiloides flotantes sumergiendo tejidos cerebrales post mortem de pacientes típicos de EA en soluciones salinas, que luego centrifugaron a gran velocidad.

Clave para futuros farmacos

Estos diminutos agregados de proteina beta amiloide acceder a importantes estructuras cerebrales como el caballo de mar, que empeña un papel fundamental en la memoria. En colaboración con colegas del Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge (Reino Unido), determinamos la estructura atómica de estos minúsculos agregados, hasta el atomo individual.

«Si no conoces a tus enemigos, es difícil vencerlos –ejemplifica Selkoe–. Fue una coincidencia muy agradable que todo este trabajo que estábamos haciendo coincidiera con el momento en que el lecanemab se hizo muy conocido y disponible. Esta investigación aúna la identidad del mal y algo que puede neutralizarlo».

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A continuación, el equipo del avión observará como diminutivos agregados de beta amiloide viajando por los animales brains vivos y estudiar cómo responde el sistema inmunológico a estas sustancias tóxicas. Investigaciones recientes han demostrado que la reacción del sistema inmunitario del cerebro a la beta amiloide es un componente clave de la EA.

«Si podemos averiguar exactamente como ejercen su toxicidad estas diminutas fibrillas difusiblesquizás los próximos fármacos contra la EA puedan ser mejores», afirmó Stern.