La caza en los parques nacionales regresa a la primera línea de la política. La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola (PP), anunció el domingo que su Gobierno permitirá la actividad cinegética a partir de octubre para controlar la sobrepoblación de ciervos y jabalíes que está afectando a la flora y otra fauna en el parque nacional de Monfragüe (Cáceres). Las batidas se realizarán en fincas de la Junta de Extremadura, no se pagará por cazar y la carne se donará. La vicepresidenta tercera y ministra Teresa Ribera respondió a Guardiola este lunes en la red social X (antes Twitter) recordándole que “la ley prohíbe la actividad cinegética en parques nacionales”, y en caso de que la propuesta se refiera a cambios en el plan de gestión, deben ser “compatibles con la ley y con el ok de todos”. Es decir, pueden existir controles poblacionales, como ha autorizado el Estado en otros parques nacionales como Cabañeros, entre Ciudad Real y Toledo, pero no se puede hablar de caza. Para Ecologistas en Acción, ambos términos son similares.

“Ese tipo de capturas, llámese caza o control poblacional, sería ilegal, porque cuando un cazador se cobra una pieza, haya intercambio económico o no, existe una actividad deportiva con la excusa del control poblacional”, señala Miguel Ángel Hernández, de Ecologistas en Acción. Y la ley de parques nacionales prohíbe expresamente la caza deportiva y comercial en estos espacios protegidos desde el 5 de diciembre de 2020. El anuncio de la presidenta de Extremadura parece que trata de “contentar” a las asociaciones de cazadores, que lo que persiguen es la continuidad de la actividad cinegética, añade Hernández. La ley entró en vigor tras una moratoria de seis años otorgada con el fin de que los territorios [en los que existen cotos públicos y privados de caza que se explotaban] tuvieran tiempo para adaptarse, algo que no sucedió y que ha desembocado en los problemas actuales.

Los ecologistas no encuentran ninguna diferencia entre los planes que el ministerio ha puesto en marcha en el parque nacional de Cabañeros (gestionado por el Estado) y los de Monfragüe (transferido a Extremadura). “La solución es la misma, pero lo llaman control poblacional. Perfecto, pero es caza, en la que van a participar cazadores”, indica. Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica insisten en que al no mediar una actividad comercial es control poblacional y que en ningún caso es caza.

En Cabañeros se permitirán diferentes tipos de caza —batidas, aguardos y recechos— en las fincas privadas y de los ayuntamientos, que son titulares del 38,7% y del 7,4% del terreno del parque, respectivamente. Ecologistas en Acción lo ha denunciado ante la Consejería de Sostenibilidad y, en caso de que no se resuelva, presentarán un recurso contencioso-administrativo. Desde 2019 no ha habido caza comercial en el parque nacional, y entonces se abatían 3.500 ciervos al año y 1.100 jabalíes. Algo que no impidió que la población continuara creciendo, advierte Hernández como prueba de que la caza no es la solución.

La presidenta extremeña aseguró el domingo en un encuentro con cazadores que con esta decisión cumple con uno de sus principales compromisos con la Federación Extremeña de Caza. Su presidente, José María Gallardo, se muestra “tremendamente satisfecho de que la caza vuelva a contemplarse como herramienta para el control poblacional”. Para él, la “falta de ética” se produce con los sistemas de captura en vivo que se están empleando en la actualidad en el espacio protegido. “Se atrae a los jabalíes con comida a jaulas o cercados donde se les masacra después”, explica. Hernández, de Ecologistas en Acción, sostiene que la caza causa un estrés y sufrimiento altísimo en los animales y que este otro sistema de control poblacional funcionaría bien si se emplearan más recursos para que los animales no permaneciesen mucho tiempo en estas jaulas, de tal manera que, aunque “desgraciadamente quizás habría que sacrificarlos, esto podría hacerse en unas condiciones de bienestar animal”. La presidenta extremeña afirmó que estos controles son “insuficientes”. “[La medida se toma] para cumplir con vosotros, con el sector cinegético”, puntualizó.

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Aunque todavía falta por finalizar el plan de capturas, la presidenta de Extremadura indicó que se cambian los actuales sistemas de control poblacional que carecen de “respeto alguno por los animales por la caza tradicional mediante batidas sin perros”. Esta se realizará en fincas públicas y por las sociedades de cazadores de los pueblos que forman parte de Monfragüe. El presidente de la federación de caza considera que “es una actividad que va a generar recursos en la zona, de alojamiento, comida, los muleros… Se quita densidad poblacional a coste cero”. Con las fincas privadas es más complicado y se requiere alcanzar acuerdos que les compensen las pérdidas económicas que han sufrido por la prohibición.

Germán Puebla, director general de Sostenibilidad de la comunidad autónoma, argumenta que estas actuaciones son “absolutamente necesarias”, por la afectación de los ungulados y jabalíes a la flora y fauna del parque nacional y porque la alta densidad provoca el contagio de enfermedades como la tuberculosis, que se transmite al ganado. Inicialmente, las batidas se realizarán sin perros.

Aunque Puebla resalta que lo más probable es que no sean efectivos y haya que usar canes, sobre todo en el caso del jabalí, por lo que esa posibilidad también aparece encima de la mesa. Resalta, además, que la actividad estará controlada por la Administración y limitarán el número de rifles, además de escoger los lugares de menor sensibilidad en los que no se afecte a animales protegidos. ¿Qué se hará con la carne? “Se donará a una empresa cárnica, como se está haciendo ahora, y esta la entregará a bancos de alimentos u otras organizaciones semejantes”, contesta.

Sin lobo, el depredador natural

Existen otros sistemas de control de población, como la esterilización con métodos químicos o la reintroducción de depredadores naturales. En este caso, se trataría del lobo, una especie muy polémica por sus ataques al ganado. Cristian Gortázar, científico del Instituto de Recursos Cinegéticos (IREC/CSIC), considera la caza la única opción de recuperar estos espacios. “La posibilidad de que llegue el lobo es muy pequeña, y, si hubiera algún ejemplar, su cantidad no va a ser suficiente como para controlar la población de ciervos y jabalíes, que ha perdido completamente el equilibrio”, comenta. El trampeo es un método también, “pero poco eficaz, porque es muy difícil atraer a los animales a las jaulas o cercados y, además, se acaban sacrificando”. Para conseguir una población viable habría que sacar al 30% de los ciervos y al 66% del jabalí.

Hernández, de Ecologistas en Acción, plantea que “lo primero que debe hacer Extremadura es presentar los informes técnicos para justificar la caza”. Para los conservacionistas, “el fin de todo esto es que haya una serie de personas pegando tiros, y en un parque nacional no se puede cazar ni de una manera ni de otra”. En su opinión, se está tratando de “contentar” a las asociaciones de cazadores, que lo que persiguen es que la caza continúe. “Van a actuar en función de sus propios intereses”, dice. Ecologistas en Acción está intentando crear un grupo de trabajo con parques nacionales para que se atiendan las necesidades de bienestar animal en estos espacios protegidos. ”Todavía no lo hemos conseguido”, asegura.

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