El ministro de Defensa de China, Li Shangfu, lleva 17 días sin acudir a ningún evento público. Canceló de forma abrupta la semana pasada una reunión con altos cargos de Defensa en Vietnam alegando “motivos de salud”, según fuentes de este país citadas por Reuters. Y el Gobierno de Estados Unidos cree que “podría” estar siendo investigado, por lo que se le habría despojado de sus responsabilidades, según asegura el diario británico Financial Times, que cita fuentes de inteligencia estadounidenses. Pekín, hasta la fecha, no ha hecho ningún comentario.

La ausencia sin explicaciones sucede apenas dos meses después de la desaparición de Li Qiang, extitular de la cartera de Exteriores, que estuvo varias semanas sin figurar en ningún acto antes de ser destituido a finales del pasado julio. En ese tiempo, el Gobierno chino pasó de guardar silencio a alegar “motivos de salud” para justificar su incomparecencia en diferentes foros. Finalmente fue sustituido. Pero su paradero y los motivos para su reemplazo, aún hoy, siguen siendo desconocidos.

La situación de Li Shangfu, un general de 65 años ascendido a ministro en la última remodelación del Ejecutivo chino llevada a cabo en marzo, se suma además a la destitución a principios de agosto de los dos principales mandos de la fuerza de misiles del Ejército Popular de Liberación (EPL, las fuerzas armadas chinas), encargada del arsenal nuclear. Medios como el hongkonés South China Morning Post han asegurado que ambos están siendo investigados por el organismo anticorrupción de la Comisión Militar Central, algo sobre lo que tampoco se ha pronunciado oficialmente Pekín.

Rahm Emanuel, embajador de Estados Unidos en Japón, ha especulado sobre el asunto en un comentario poco habitual —para alguien de su relevancia— desde su cuenta oficial en la red social X. “1º: No se ha visto ni sabido nada del ministro de Defensa, Li Shangfu, en tres semanas. 2º: No se presentó a su viaje a Vietnam. Ahora: ¿Está ausente de su reunión programada con el jefe de la Armada de Singapur porque ha sido puesto bajo arresto domiciliario?”, ha aventurado. “Como escribió Shakespeare en Hamlet: Algo está podrido en el Estado de Dinamarca”, ha escrito también.

El diario estadounidense Wall Street Journal asegura, citando una fuente próxima al Gobierno chino, que Li fue requerido la semana pasada para ser interrogado por las autoridades. La portavoz del ministerio de Exteriores chino ha dicho “no estar al tanto de la información relevante” al ser cuestionada este viernes sobre el asunto.

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El ministro de Defensa ha sido en los últimos meses uno de los escollos en el intento de distensión de relaciones entre Estados Unidos y China. Las comunicaciones militares entre ambas potencias llevan rotas desde la crisis de Taiwán del verano de 2022. Li, con una larga trayectoria castrense vinculada al programa aeroespacial del gigante asiático, había sido sancionado por Washington en 2018, cuando se encontraba al frente del departamento de armamento, por su responsabilidad en la compra de cazas y sistemas de proyectiles antiaéreos fabricados por Rusia. China reclamaba que la Casa Blanca lo sacara de la lista negra como condición para retomar el diálogo.

Aunque el ministro chino llegó a estrechar en junio la mano del secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, durante una cumbre de Seguridad en Singapur, las conversaciones no habían avanzado. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, aseguró en junio, tras viajar a Pekín y entrevistarse con el presidente Xi Jinping, que en este campo no había logrado “un progreso inmediato” y que Washington debía “seguir trabajando”. “China no ha estado de acuerdo en avanzar con esto”, dijo.

La última aparición pública de Li Shangfu fue el 29 de agosto, en un foro de seguridad sobre África y China celebrado en Pekín. “El mundo ha entrado en un nuevo periodo de turbulencias y cambios, y la sociedad humana se enfrenta a retos sin precedentes”, dijo el ministro en el acto. Poco antes, a mediados de agosto, había visitado Bielorrusia y Rusia. Durante un discurso pronunciado en una conferencia de seguridad en Moscú, aseguró que la República Popular estaba dispuesta a reforzar la cooperación con las fuerzas militares de otros países “para seguir salvaguardando la seguridad mundial”, recogió la agencia china Xinhua. Sobre la relación con Rusia, añadió que los intercambios entre las fuerzas armadas de ambos países eran “intensos”, según la rusa TASS.

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